Son 23 megaproyectos inmobiliarios que ya cuentan con el visto bueno de la Alcaldía de Medellín para que inicien construcción en los próximos dos años. De ellos, tres llaman la atención del gobierno local, que los ve como un paso más en la transformación urbana que se proyecta para la ciudad.
Esas iniciativas, conocidas por EL COLOMBIANO, son de carácter privado y dejarán ingresos a la Administración del orden de los 4,5 billones de pesos hasta el 2019. Están ubicadas en el denominado eje del río Medellín y que es esa centralidad a donde el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) direcciona la construcción de vivienda, industria y comercio.
Incluso, considera el gobierno local, los proyectos tramitados son consecuentes con la premisa de no detener el crecimiento urbanístico de Medellín, sino organizarlo para que sea acorde con las políticas ambientales y de movilidad sostenible.
Centros urbanos
El sur sigue siendo polo de desarrollo inmobiliario en Medellín. Entre Orillas es uno de los tres megaproyectos aprobado por Planeación y que, de acuerdo con César Hernández, director de esa dependencia, realizarán firmas de trayectoria como Conconcreto, Coninsa y Arquitectura y Concreto.
“Es un gran proyecto que cambiará la zona industrial, al frente del Politécnico Jaime Isaza y al lado de Coltabaco. Se articula con la estación del metro El Poblado y llega casi hasta el edificio de Bancolombia”, dijo.
Villa Carlota es el otro proyecto que iniciaría obras en los próximos años. Se proyecta en una zona aledaña a Mercados del Río, establecimiento parte del plan parcial Simesa (Ciudad del Río) y que, según Hernández, desarrollará Bienes y Bienes.
“Aunque ese proyecto tiene dificultad con una vía obligada, que bajaría por la calle 27 y se tendría que empalmar con la autopista, ya está muy avanzado”, dice Hernández, quien agrega que como Entre Orillas, Villa Carlota tendrá un componente de renovación del espacio público.
La tercera iniciativa que se destaca del paquete de 23 que aprobó la Administración es una que hoy se conoce como Perpetuo Socorro, cerca a la avenida 33 y que consiste en un distrito para la innovación urbana.
“Lo que se busca con este proyecto es llevarlo desde Almacentro hasta Bolívar. Es un bulevar en toda esa zona”, agrega el Director.
Gremios lo ven bien, pero…
Para Federico Estrada, gerente de La Lonja, es positivo que este tipo de proyectos se desarrollen en la ciudad por la dinámica que genera a la industria de la construcción.
Sin embargo, cree que aún hay retos en tema de aplicación del POT, y en especial en el punto de la compra de derechos de construcción, que es la obligación que tienen los constructores de pagar con vivienda de interés social y prioritario la licencias que les den en zonas como el eje del río.
“Está reglamentado, pero el procedimiento no se ha definido y eso se tiene que socializar con curadurías y privados. Los proyectos son detonantes, pero hay un trabajo grande por hacer para viabilizarlos de una manera consistente. Es una nueva gestión urbanística en la que tienen que ver públicos y privados”, explica Estrada.
Precisamente los avances en la implementación de la compra o transferencias de derechos de construcción están en un 55 por ciento, según Planeación que afirma que en abril próximo tendría listo el proyecto de Decreto para finalizar ese proceso.
¿Y la movilidad?
Los 23 proyectos con visto bueno, se suman a 5.082 licencias para construcción que expidió el Municipio en 2016, según confirmó el Director de Planeación.
“La mayoría están en los índices de ocupación altos, como a lo largo del río. El reto es que todos los proyectos que estén al margen (500 metros a lado y lado) podamos decirles a los constructores que inicien”, apunta Hernández.
Al respecto, el arquitecto y experto en urbanismo, Luis Fernando Arbeláez, considera que es importante que se expidan licencias de construcción para proyectos, pero pone el dedo en la llaga sobre las condiciones, densidades, ocupación y repercusiones que pueda generar en el entorno esas construcciones.
“La ley, especialmente en la normativa, es la única forma de control que tenemos sobre un correcto urbanismo y si no somos estrictos en su aplicación la ciudad marchará hacia un desorden”, concluye Arbeláez.
Fuente: El Colombiano